Noches vienen, abarrotadas de paz
donde al voz arremolinada habla
hacia dentro. Calla. Pero nada es silencio cuando
se habita de nuevo ese interior negro, todo habla
cuando nada se percibe, cuando solo se respira,
cuando cada célula se concentrada en el acto
más profundo y más desnudo de su purificación. Así
en el himno de todo el aire, los cuerpos se funden
en la frondosa mansedumbre de la fraternidad de la luz.