Buscar los brazos es
dar la vuelta a la sal en el trono
de las savias. Del silencio
cuando se ama el viento queda atrás
si se quiere vivir y vivir. Y ahí
el camino es el descanso. Así crece
la tierra entre la tierra, por las capas
de sonidos cuya frondosidad es el latir
de los corazones porosos que profundamente
se empapan de aquello que aman, donde se dice
la palabra que no tiene letras, sonido, boca,
que no tiene lenguaje, significado ni forma.