Y si te sigo, como una fuerza ausente tiembla enhebrada a la dudosa paz de su destino. De qué vale el deseo si se desmembra como el mundo de las cosas. Y si ha tardado el cielo en rodear el arco de todas las miradas y la luz es tal, que su pausa agota las certezas y vuelvo a mis destrozos lentamente escarmentado, sin aullido.