Y si te sigo,
como una fuerza ausente
tiembla enhebrada
a la dudosa paz de su destino.
De qué vale el deseo
si se desmembra
como el mundo de las cosas. Y si ha tardado
el cielo en rodear
el arco de todas las miradas
y la luz
es tal, que su pausa agota las certezas
y vuelvo a mis destrozos
lentamente escarmentado,
sin aullido.