No es, probablemente, válido. Nada hemos aprendido
para que una generosidad simplemente monetaria
se convierta en una falta de tiempo. Estrictos con las horas,
necesitan la experiencia mental de una ficción apasionante
porque la vida es agua para el agua. Y aquí se ven
los bares y las tiendas abiertas a deshora o la frescura
inmerecida de un verano que no existe. Han
pasado cien años y todos murieron y cada
segundo lo marca ahora el péndulo
de una soledad matemática. Por qué
he vivido tanto.