Expresar lo odioso en una especie de exorcismo. Decirlo una vez y quedar liberado de esa ‘responsabilidad’. Pero no tiene sentido decirlo frente a alguien.
Decir lo absolutamente verdadero. Cosas elementales, pero absolutamente verdaderas, sin nada de duda o error [cf. Simone Weil, EL:126]. Aptitud para la contemplación poética del universo [ibid.].
«La paz no tiene ni prestigio ni poesía. La justicia sí.» [Simone Weil, EL:120] Eso hay que tenerlo en cuenta, por eso hay que estar en proceso de retirada. Rechazar las palabras para abrazar la paz. Evitar el gesto justiciero vacío. Como si escribir fuese una estrategia más para ‘poner en valor’ algo, mucho más si esto es una especie de residuo vital que queremos salvar agónicamente.
La poesía “de halo”, puede ser una llamarada fría. Berta debe ser consciente de que el efecto halo es un sesgo cognitivo donde una impresión general, positiva o negativa, de una persona o cosa influye en la percepción de otras de sus características. «El poeta, para hablar de poesía, recurre a la peor retórica» [Gómez Dávila, Escolios: p.885]. No hay que hablar de poesía y, menos aún, hacer metaliteratura. «El poema eres tú». Caminos sin salida.
Joseph Roth viajando por la Europa de entreguerras con una maleta. Hoy no es posible ese viaje. El espacio no lo permite. Es fácil moverse, pero con la condición de que en cada momento nos llenemos de imágenes que podrían producirse o consumirse en cualquier lugar. Porque no hay nada que nos haga decidirnos por un itinerario concreto, existe la misma poca razón para dar un paso en cualquiera de las direcciones. Solo el turista, como coleccionista de destinos, tiene la fuerza moral para dar un paso hacia el lugar que determine la publicidad o el mercado.
«Time is out of joint» (Shakespeare). Las posibilidades de salvación de una sociedad sumida en una profunda crisis. Ninguna mientras los vínculos personales sean simplemente factores de posicionamiento estratégico.
Detener el tiempo ante la muerte o acelerarlo y alcanzar una velocidad de escape.
El barranco de los deseos intactos. Algo que jamás se pudo cumplir en este mundo, nadie lo logró. Lo más peligroso en esta situación es el entusiasmo. La gramática de la imagen es lo que define los límites de lo visible. Ya no la tensión de lo invisible. La pasividad imperceptible que sufrimos sin darnos cuenta, quizás eso es lo único que sostiene la solemnidad del mundo hoy en día. El espacio son las paredes.
Perseguimos lo imaginado y llega un momento en el que nos damos cuenta de que sabemos que no estamos a la altura de lo imaginado. Eso nos hace empeorar el mundo y creer que es el mundo quien nos roba los sueños.
Pero la imagen de lo deseado es cada vez más pura. Cada vez más independiente y más alejada de la realidad.
Una columna invisible de valor negativo. Nadie puede acercarse sin un permiso especial.
La pérdida progresiva de la belleza del mundo nos impide amar. A partir de ahí toda la violencia está permitida.
Ya sobra todo lo que falta. Quizás eso es la justicia.