La torre irreal. Los cimientos
de lo que flota en el aire. Noches
como básculas serenas en las que debes
abrir tu corazón. Puede ser, solo puede ser…
y poca diferencia hay entre lo que ocurre
y lo que deja de ser posible en cada instante;
no importa si queda el hueco de un sueño: porque
la belleza de esa fuga perimetral es portentosa
y pesa más que lo que existe. La realidad
es solo una excusa para que haya esperanzas
que bailan sobre la nada. Y los sueños son
las banderas de la eternidad.