En cada saciedad anida un hambre
que se forma lentamente,
que se forma a imagen y semejanza
de todo lo que el mundo
promete y cumple.

Cada deseo expresa el mundo a su manera,
es el cantar que va por delante de las cosas,
es el cantar que te hace creer en las cosas.

El mundo te rodea de promesas
y el deseo y la necesidad
te convierten en pájaro.

Pero no sabes si lo denso
es el agua o el aire.

No sabes si lo puro
es el vacío o el aire.

No sabes si el vuelo
te salva o te condena,
pero bates y bates las alas
porque esa es tu naturaleza,
ese es el pacto original
que te hace ser un mundo
dentro del mundo.

Cada carencia es un rito
que hace cantar a la tierra,
y eso es lo que lleva
el agua hacia el barro.

Pero has de romper
esta alianza.

Has de engendrar una carencia mayor,
algo que el mundo jamás concede, para entender
lo que el mundo te quita. Lo que fue una esperanza.

Cada alma es más que un mundo. Ese vivir indetectable
que inunda calladamente la materia, lo indestructible
que habita mansamente los abismos del cerebro,
eso que ya no es tu cuerpo, eso
es más que el mundo.

Has de ver, ahora, que solo te dieron
lo que pudieron darte. Que la generosidad
no fue más que el sabio ejercicio
de sus limitaciones.

Las puertas de la experiencia las abre
eso que nunca se cumple. Lo que no se promete. Ese hambre
que no es un hambre de mundo.

Da ese paso. Y lo imposible ya no será
esa angustiosa tarde en la que andas perdida.

Lo imposible será una vida más allá de la vida.

Una vida en la que ya nadie te mira.

Porque las miradas ya son el aire que preside
la formación de los astros. Porque la palabra
es una calle vacía e inundada. Madrugada
de todo ser, cofre de todas tus vidas,
sueño de todos tus futuros.
imagen de todas las presencias.

Y si hoy, esta represalia de carne
es como es el rastro de una luz
y una puerta hacia lo oscuro, si vives
igual que se asienta lo vivo en su miseria
y ya piensas en bajo la estructura
primordial de ese milagro. Una voz severa,
algo más que un cuerpo, algo más
que un ser cuya herida es la materia, te dirá
que has de encontrar esa lejanía
que es imagen de todas las presencias. Entenderás
que la nada es el fundamento de un ser más potente
y que si miras en el centro de la misma
verás lo que todo ve
y lo que todos ven.