Cuando lo dijo sentí un dolor hueco,
pero también noté que algo me esperaba,
como una cuna en el fondo de un pozo
rodeada de espigas y egagrópilas.

Lo dijo, con un tono inusitado
en aquellos tiempos. Hoy ya tan habitual
como esa mancha irisada sobre el asfalto
cuando el coche arranca convencido de irse
tras una cita prohibida o triste.

El secreto es la virtud del olvido
que destruye la vida haciendo hueco
a otra vida. Cada nueva persona
es un gran retablo de sensaciones.

Seas quien seas,
serás llamado vida.

Seas quien seas, deseado o despreciado,
no llegarás a estas praderas abisales cubiertas
de chimeneas marinas. Sin mover los labios
mentiré y mentiré hasta que la muerte
ya nunca sea una puerta.