Mantiene unidas las células un aire cada vez más espeso que te enlentece. El corazón brilla y es duro, barnizado por la pena y la esperanza. Y aunque el río lleve el agua de la luz a la luz, aunque los valles se llenen de presentimientos
hay un laberinto de pérdidas que atraviesa las estaciones.
Células de un humo, jirones de una niebla saturada y carnosa.
No respires, porque en esta casa
aún puedes perderte.