Negrura.

No es la noche oscura que junta a los amantes, no hay un sosiego. No es el vaciamiento de lo que será ocupado por un gozo. Hay una siempre una culpa que no puede expiarse, un perdón que pesa como un castigo, una muerte que es la voz de todas las cosas. Hay amistades que se dan como limosna al bufón de una pandilla. Cuando te rechazan por tu cuerpo te dicen que es por tu alma, cuando te rechazan por tu alma te lo justifican con hechos. Solo te miraron una vez a los ojos y te fuiste. Ese fue tu único acierto. Esos ojos quedaron allí, en lo alto, intactos e irrecuperables. Spanish Arch. El Corrib. Lo supones. No recuerdas el camino de regreso a casa. Nadie recuerda ese camino. No existe ese camino. Hay un modo de estar mal que no puede pensarse, una sensación que no se corresponde con nada. Quizás provocada por una sensación muy concreta, pero lejana. No hay restitución. Para ello deberías encontrar el presente de cada momento. El momento que se vive de verdad en presente siempre vuelve. Pero nunca vuelve el momento que se vive hacia el futuro o hacia el pasado. Por eso sobran todas las intenciones y todas las culpas. Pero las culpas permanecen. Lo malo ha formado parte de nosotros, nos posee el vacío. Se trata de una catástrofe que no puede eludirse. Nadie se puede perdonar de verdad a sí mismo. Solo es posible asumir la culpa y asumir que la vida será ya para siempre imposible. Los remordimientos van a estar ahí siempre. Cada mañana al despertar. Algunos pierden la razón. Una vida nueva más allá de la locura. Nadie puede estar seguro de eso. Al contrario. La locura significa que la culpa no está en ti, sino que está en todo. En esa silla, en ese libro, en ese vaso, en esa pared, en esa ventana, en ese árbol. Todo el cielo es tu culpa y sabes que más allá también está tu culpa, que todo el universo no era más que el mecanismo perfecto de tu equivocación.

Pero hay una noche luminosa. Ese mecanismo perfecto se ve en el cielo negro. «La ley moral en mi y el cielo estrellado sobre mí». Por un momento piensas que son una y la misma cosa. Por un momento piensas que es al revés. Que es la culpa lo que mantiene el cielo alto. Lo que hace girar el firmamento, lo que sostiene las estrellas y hace el universo cada vez más infinito.