Quieto. Antes de moverte, debes recordar el espesor exacto
de aquel instante. Eso bastaría para desbloquear
la quimera de una identidad fructífera
basada en una característica corporal.
Terciopelo.
De nada sirve que me des la razón ahora, si vas
a querer al hombre que te hace olvidarme. Tampoco
que pienses en mí es un consuelo. Los recuerdos
son imágenes, el lenguaje se hace libre en soledad,
el tiempo brilla más en la penumbra de los sótanos.
Las tardes, son tan hermosas ahora. Su extinción
se produce de un modo delicadamente sosegado. El cielo
por fin descubre su completa resonancia. Y si llueve
el agua parece venir del mismo paraíso.