Todavía sueño que espero
en el viejo café de Foyles y no sé
si temo que haya olvidado o que recuerde,
no sé si el tiempo abunda o escasea, no sé
si entre la multitud hay una luz o una posada
abierta en las noches de invierno, un renglón
siempre duro en el que se sujetan quietas
las palabras débiles. Sueño que espero
un remolino de esperas, y me alegro
porque en los lugares tranquilos es donde aparece
el miedo a la muerte. No sé quién viene ni de dónde
pero sé que son justos los días, poco el tiempo
que se debilita y que cuaja cuando mi ausencia es buena,
cuando sueño que los recuerdos de otros
fueron mejores y temo que algo de esto sea alguna vez
un arrepentimiento, una pérdida de tiempo. Pasado.
Extrañas … por donde pasa
un tiempo no detectable. Y esta crudeza
desbocada que lo define todo. Alta
catedral de la soledad. Vieja placenta
universal, toda de cristal, donde todos entramos,
uno a uno. Nos acercamos nerviosos, y comprendemos
los sagrado cuando en ese umbral nada ocurre. O’Conaire Road.
Y que dentro de esa catedral siguen las mismas
calles de cristal, el mismo mundo transparente,
de seres transparentes. MacDara Road, Newcastle Park,
Dangan Heights. Calcio. Yodo. Emplasto de raíces,
cortezas y hojas caídas, blandas, aquel día
en el que detuvo aquella dulce entraña,
aquella juventud invisible,
aquel punto final.
Atravesando marismas, tierras anegadas, como lagunas de radón con
colonias de nostoc. Como esa ebriedad sometida simultáneamente
a todas las leyes del cosmos. Revelación. La sensación del cuerpo
que nunca viviste. Viviste los rostros, el caos, la miseria
repetida de tú íntima intensidad subiendo por la rua Cândido dos Reis.
Pero aquel sol permanece aún sin explicar.
No cuentes con ellos. Haces bien en no querer saber
lo que piensan de ti. Pero sabes
que no te queda más remedio que entenderles
incluso si odian que hagas de él la fuente de tu libertad
Odian que ames la vida. que no ames por costumbre
sino llevado por una pasión aún más irracional
por un sueño más profundo. El mundo te negará todo
diciendo que eres tú quien lo rechaza.
Verás una serpiente sobre las vías del tren.