Cuando el cuerpo lo ha sentido todo
aún queda el lento crecimiento
de las grandes secuoyas.
Cuando no quede un trozo de piel
sin rozar, ni un pozo sin inundar
para que regresen los barros primordiales.
La elegancia efímera será el abismo al que se arroje
la belleza desesperada. Si nadie conoce aún
la parte de tranquilidad que merece.
Ecos cuya saturación preludia la nada. Imperceptible
logro que los días atraviesan.
Excavación de los muros cuando el suelo
flota. Si flota la tierra sagrada
que nos impone
una desnudez
exasperante.
Ideogramas de la nada:
sensación dulce
de la paciencia
sin fruto.