No conocerás los cuerpos bellos
porque su poder no cabe entre tus brazos,
son una fuerza que proviene del pasado
y para poseerlos debes comprender el mundo.

Para eso todos los días hay que ver
un camino y un descampado. Cada día
hay que postrarse ante los pies del todo
para comprender la realidad
coronándola.

Por eso en cada paso tu deseo
prescinde de la vida. Por eso
desdice ya tu piel el rastro de otras vidas
y oculta ya tu cuerpo el misterio de tan poca compañía
en las escarpadas regiones del deseo.

Toda tus cosas
fueron un síntoma de poca dedicación.
Pero siempre ya tus ojos escriben la alabanza
de la nueva fuerza, y tu vida aún reina
sobre el mes de junio.

Estas palabras tejen ciegamente
su solitario futuro. Ojalá desaparezca
todo su tiempo tiempo canalla
en una ampolla de bilis negra.