No es el tono ni la intensidad,
no es la luz ni la oscuridad,
no hay medidas, no hay normas,
no es la cercanía ni la soledad
y no son las largas distancias ni los pasos a medias.

Cada fuerza, cada debilidad,
cada entrega y cada robo,
cada entereza y cada rotura,
cantan la misma canción.