Nada se ouve neste canto do mundo
— M.G. Llansol

Por qué este silencio, qué significa
este torbellino de milagros parados,
esas cosas a punto de ocurrir que nunca ocurren.
Por qué prevalece el desánimo de sentir la esperanza
cada vez más clara e imposible, si hoy podemos
ya decirlo todo poco a poco. Decirlo tan al fin
que la luz es poca para para hablar
de nuestra claridad secreta. Si hoy las voces
se han hecho dignas del tiempo
y sin embargo esperan. Hoy ya tu corazón
crece más rápido que el mundo y queremos
que sea cada día más fuerte y más rápido
hasta que todo, bajo su protección, nos parezca irreal
y tan alrededor de las fuentes salvajes que tu mirada
abrirá las puertas del jardín. Allí, donde
mis días sean simples guijarros. Hasta que sienta
en mis carnes la fuerza devastadora de quien pregunta
por qué estoy vivo. No sé qué responder si tú me faltas,
que alguien te pregunte y tú le digas algo
que yo no comprenda. Porque voy a gritar
hasta que pueda decir que no sé
dónde estoy. Sálvame una vez más
cuando sin darme cuenta sea enterrado sin tierra
y comprenda que no late el corazón. Que late el pozo
que es testigo de la sed. Que nada quede, pues ya sé morir
encima de las voces, acurrucado como un niño
que nunca nace.