Una forma es un territorio inmediato, sin más relación que la que puede tener consigo misma. Si tiene una relación con algo inmediatamente se ve conducida a tener relación con todo. La transitividad de las relaciones es tal que una vez que se producen con lo contiguo se producen también con lo aislado. Por eso cada forma es forma de sí misma y forma del todo.

La perversión de las relaciones es la soledad de la forma. La soledad de la forma es la soledad del todo. La perversión de las relaciones se produce en los actos de creación que buscan situarse en un lugar concreto. Situar un acto de creación en un lugar concreto es hacerlo esclavo de una percepción parcial de la realidad. Someterlo a un conjunto de reglas. No hay ninguna regla que no sea contingente. La contingencia de las reglas es la banalidad de la compañía. La banalidad de la compañía es la metástasis de la soledad.